miércoles, 31 de agosto de 2011

Pautas para el análisis de una novela

Tercero y Cuarto de Educación Media

Portada
Título provisorio del trabajo, nombre del profesor o profesora, nombre estudiante y grado.
Ficha de la novela
* Título de la novela:
* Nombre del autor:
* Época a la que pertenece el autor:
* Nombre de la editorial que la publicó:
* Año en que la editorial publicó el libro:
Resumen de la novela
a) Escribe un texto en el que resumas la historia que muestra la novela y los personajes que participan en ella.
b) Puedes optar por realizar un resumen detallado de cada capítulo o sección de la novela.
Esquema de personajes y sus relaciones
Haz un esquema de los personajes principales y secundarios de la novela, dibujando líneas que muestren las relaciones entre ellos.
Componentes de la novela
Escribe un texto que señales el tipo de narrador, el conflicto principal y las partes de la novela. Incluye además una descripción física y psicológica de los personajes y una descripción del ambiente en que se desarrolla la historia. Recuerda consultar la Ayuda si no conoces estos conceptos.
Comentario
Escribe tu opinión sobre la novela que estás analizando.
Imagen
Inserta alguna imagen en la portada que se relacione con la novela

domingo, 28 de agosto de 2011

El viejo y el mar

Ejercicio para los estudiantes de cuarto de media
Imprime el texto. Léelo cuidadosamente y realiza las actividades que la profesora te proporcionará en el aula.
Fragmento de “El viejo y el mar”

El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las manchas pardas del benigno cáncer de piel_ que el sol produce con sus reflejos en el mar Caribe_ estaban en sus mejillas.
Estas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causan la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de éstas era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un desierto despoblado.
Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar, eran alegres e inofensivos.
_Santiago_ le dijo el muchacho trepando por la orilla desde donde quedaba el bote_ . Yo podría volver con usted. Hemos hecho algún dinero.
El viejo había enseñado al muchacho a pescar y éste le tenía cariño.
_No _dijo el viejo_. Tú sales en un bote que tiene buena suerte. Sigue con ellos.
_Pero recuerda que una vez llevábamos ochenta y siete días sin pescar nada y luego por tres semanas cogimos peces todos los días.
_Lo recuerdo. Y sé que no me dejaste porque hubieras perdido la esperanza.
_Fue papá quien me obligó. Soy un chiquillo y tengo que obedecerlo.
_Lo sé. Es completamente normal.
_Papá no tiene mucha fe en todo esto.
_No. Pero nosotros, sí, ¿verdad?
_Sí _dijo el muchacho_. ¿Me permite convidarle a una cerveza en La Terraza? Luego llevaremos las cosas a casa.
_¿Por qué? _dijo el viejo_. Entre pescadores, se sentaron en La Terraza. Muchos de los pescadores se reían del viejo, pero él no se molestaba. Otros, entre los más viejos, lo miraban y se ponían tristes.
Pero no lo manifestaban y se referían cortésmente a las corrientes y a las hondonadas donde habían tendido sus sedales, al continuo buen tiempo y a lo que habían visto. Los pescadores de aquel día habían tenido éxito, habían llegado y después de limpiar sus agujas las llevaban tendidas sobre dos tablas, a la pescadería, donde esperaban a que el camión del hielo las llevara al mercado en La Habana. Los que habían pescado tiburones los habían llevado a la factoría, al otro lado de la ensenada, donde eran izados en aparejos de polea; les sacaban los hígados, les cortaban las aletas y los desollaban y cortaban su carne en trozos para salarla.
Cuando el viento soplaba del Este el hedor se extendía a través del puerto, procedente de la fábrica de tiburones; pero hoy no se notaba más que un débil tufo porque el viento había vuelto al Norte y luego había dejado de soplar. Era agradable estar allí, al sol, en La Terraza.
_Santiago _dijo el muchacho.
_Qué _dijo el viejo. Con el vaso en la mano pensaba en las cosas de hacía muchos años.
_¿Puedo ir a buscarle sardinas para mañana?
_No. Ve a jugar al “béisbol”. Todavía puedo remar y Rogelio tirará la atarraya.
_Me gustaría ir. Si no puedo pescar con usted me gustaría servirle de alguna manera.
_Me has pagado una cerveza _dijo el viejo_. Ya eres un hombre.
_¿Qué edad tenía cuando me llevó por primera vez en un bote?
_Cinco años. Y por poco pierdes la vida cuando subí aquel pez demasiado vivo que estuvo a punto de destrozar el bote. ¿Te acuerdas?
_Recuerdo cómo brincaba y pegaba coletazos, cómo el banco se rompía y el ruido de los garrotazos. Usted me arrojó a la proa, donde estaban los sedales mojados y enrollados. Todo el bote se estremecía, recuerdo el estrépito que usted armaba dándole garrotazos, como si talara un árbol, y el pegajoso olor a sangre que me envolvía.
_ ¿Lo recuerdas realmente o es que yo te lo he contado?
El viejo lo miró con sus amorosos y confiados ojos quemados por el sol.
_Si fueras hijo mío me arriesgaría a llevarte _dijo _. Pero tú eres de tu padre y de tu madre y trabajas en un bote que tiene suerte.
_ ¿Puedo ir a buscarle las sardinas? También sé dónde conseguir cuatro carnadas.
_Tengo las mías, que me han sobrado de hoy. Las puse con sal en la caja.
_Déjeme traerle cuatro cebos frescos.
_Uno _dijo el viejo. Su fe y su esperanza no habían fallado nunca. Pero ahora empezaban a revigorizarse como cuando se levanta la brisa.
_dos _dijo el muchacho.
_Dos, aceptó el viejo_. ¿No lo has robado? _
_lo hubiera hecho _dijo el muchacho_. Pero éstos los compré.
Gracias _dijo el viejo. Era demasiado simple para preguntarse cuándo había alcanzado la humildad. Pero sabía que la había alcanzado y sabía que no era vergonzoso y que no significaba pérdida del orgullo verdadero.
_Con esta brisa ligera, mañana va a hacer buen día _dijo.
_ ¿Adónde piensa ir? _le preguntó el muchacho.
_Saldré lejos para regresar cuando cambie el viento. Quiero estar fuera antes que sea de día.
_Voy a pedirle a mi patrón que salga lejos a trabajar. Si usted engancha algo realmente grande podremos ayudarle.
_A tu patrón no le gusta salir demasiado lejos.
_No _dijo el muchacho_. Pero veré algo que él no podrá ver: un ave trabajando, por ejemplo. Así haré que salga siguiendo a los dorados.
_ ¿Tan mala tiene la vista?
_Está casi ciego.
_es extraño _ dijo el viejo_. Jamás ha ido a la pesca de tortugas. Eso es lo que más perjudica a los ojos.
_Pero usted ha ido a la pesca de tortugas durante varios años, por la costa de los Mosquitos y tiene buena vista.
_Yo soy un viejo muy extraño.
_Pero, ¿ahora se siente bastante fuerte como para coger un pez realmente grande?
Ernest Hemingway (1899-1961)

lunes, 22 de agosto de 2011

Bienvenidos al nuevo año escolar 2011-2012

Queridos estudiantes, les doy la más grata bienvenida al período escolar 2011-2012, en el cual, realizaremos las actividades escolares con el entusiasmo y amor que siempre nos han caracterizado. Nunca olvidemos en nuestra trayectoria el respeto hacia nuestros compañeros, profesores, directora y personal de mantenimiento de nuestro plantel escolar.
Este año se proyecta de mucha calidad. Somos menos y debemos hacernos sentir de manera positiva.

!Que Dios los bendiga!

Su profe que los ama,
Cristina Mojica
(Español)